Primera parte: Anti-sionismo
“Si quieres hacerte una idea de cómo será el
futuro, imagina una bota aplastando un rostro humano, incesantemente” - George
Orwell
A pesar de que alrededor del mundo la gente es consciente de la
desproporcionada influencia de los grupos de presión judíos dentro de las
agencias gubernamentales y los principales medios de comunicación en Europa y
Norteamérica, la mayoría de las cuales están completamente bajo su control, son
pocos los que están preparados para admitirlo por miedo a ser perseguidos o ser
víctimas de las típicas acusaciones de "antisemitismo". Sin embargo,
es un hecho que, desde que los ambiciosos monarcas europeos nos empujaron por
primera vez al torbellino de la creciente deuda internacional, se forjó una
élite de judíos y sus aliados que desde entonces han manipulado eficazmente
acontecimientos y sucesos globales para sus propios intereses. Esto fue
posible, no solo a través de usura, si no también como resultado de la
participación de los judíos en el contrabando y el crimen organizado en América
durante la década de 1930, lo que eventualmente resultó en la financiación de
la adquisición sionista de la industria cinematográfica de Hollywood, y que, ya
por el año 1948, facilitó el establecimiento del Estado criminal de Israel.
Pero el sionismo no es el nacionalismo judío, como a algunos les gustaría
afirmar, si no imperialismo judío.
Los nacional-anarquistas no "odiamos" a los judíos de a pie,
ni deseamos debilitarles como pueblo, con su religión única y su propia
identidad cultural, pero tampoco toleraremos la continua esclavitud de nuestros
pueblos a manos de una minoría formada por parásitos vampíricos cuya única
intención es repartirse los recursos naturales globales en un intento de crear
un único mercado global. Creemos que la
mejor forma de combatir el sionismo es seguir sacando a la luz la hipocresía de
aquellos que, utilizando el holocausto judío a manos del régimen alemán
nacionalsocialista, intentan suscitar simpatía mientras oprimen brutalmente
desde hace tiempo al pueblo palestino en sus propias tierras. Más del 90% de
los judíos modernos son descendientes de un pueblo semi-túrquico que, frente a
la intolerancia sectaria y las amenazas de sus vecinos cristiano-ortodoxos y
musulmanes, se convirtieron al judaísmo en masa siendo parte del antiguo
imperio jázaro, que se extendía desde el Mar Negro al Mar Caspio durante el
siglo VIII. De hecho, no tienen ninguna conexión racial o territorial con
Oriente Medio en absoluto. Los nacional-anarquistas apoyamos pues la intifada
palestina, así como grupos judíos como Neturai Karta y otros adversarios del
sionismo, que buscan sacar a la luz las múltiples mentiras y distorsiones de la
realidad perpetuadas por el régimen israelí, así como su ala de inteligencia,
Mossad, y su centro de control que opera desde el mismísimo corazón del
gobierno de los Estados Unidos de América. El sionismo es un enemigo de todos
los pueblos y debe ser derrotado.
Más información al respecto:
Ivor Benson, The Zionist Factor,
Veritas, 1987. [publicado en
castellano como "El factor
sionista"]
Lenni Brenner, Zionism in the Age of the
Dictators, Croon Helm,
1983. [publicado en castellano como "Sionismo
y fascismo: El
sionismo en la época de los dictadores"]
Andrew & Leslie Cockburn, Dangerous
Liaison: The Inside Story of
the US-Israeli Covert Relationship, Harper Collins, 1991.
Executive Intelligence Review, The Ugly
Truth About the Anti-
Defamation League, EIR, 1992.
Arthur Koestler, The Thirteenth Tribe,
Macmillan, 1977.
[publicado en castellano como "Judios
jázaros: La decimotercera
tribu"]
Alfred M. Lilienthal, The Zionist
Connection II: What Price
Peace?,
Veritas, 1983.
Victor Ostrovsky & Claire Hoy, By Way
of Deception: The Making
and Unmaking of a Mossad Officer, St. Martin's Press, 1990.
Douglas Reed, The Controversy of Zion,
Veritas, 1985. [publicado
en castellano como "La controversia
de Sión"]
Segunda parte: Anarquismo
"La libertad del hombre consiste
solamente de lo siguiente:
obedece las leyes naturales porque él mismo
las ha
reconocido como tal, y no porque hayan sido
impuestas
sobre él de forma externa por ninguna
voluntad extrínseca,
sea divina o humana, colectiva o individual"
- Mijaíl Bakunin
"Debo crear un sistema o ser
esclavizado por el de otro hombre.
No voy a razonar o comparar: lo mío es
crear" - William Blake
"La sociedad busca el orden en la
anarquía" - Pierre Joseph Proudhon
Para la gran mayoría, la palabra "anarquismo" acarrea
imágenes espeluznantes de un Johnny Rotten berreando canciones que tratan de
dar rienda suelta al caos y a la destrucción sobre la sociedad contemporánea.
Se supone que los anarquistas son o bien unos drogadictos nihilistas y hedonistas
de pelos largos, o un despreocupado, ingenuo idealista sin los pies en la
tierra. En el siglo XIX, la representación gráfica típica del anarquista (por
lo menos en las caricaturas publicadas por los medios de comunicación
controlados por el Estado, con intenciones denigrantes y satíricas) era aquella
estereotípica de un loco, siempre con barba desaliñada y aspecto zarrapastroso,
sujetando una bomba o un cartucho de dinamita. Pero el verdadero anarquismo no
tiene nada que ver con la decadencia y el deterioro, ni con la violencia y el
terror sin sentido. El verdadero anarquismo puede proporcionar una alternativa
real y tangible a la continua decadencia de la sociedad occidental.
"Anarquía" viene del griego "an archos", es
decir, "sin reglas/mandato". Sin embargo, esto no significa que los
anarquistas crean en el desorden, ya que en este caso el término
"reglas" está asociado a la forma en la que una sociedad está
organizada de acuerdo con un código de comportamiento o conducta determinado. Sugerir que una comunidad no debería tener
"mandato/gobierno", no significa pues que deba sumergirse en el caos
absoluto, ya que las reglas están ligadas a una apreciación del orden natural,
y a un rechazo absoluto hacia las leyes artificiales creadas por el hombre y
establecidas por imperios, estados y otras formas de control gubernamental o
administrativo. Pero esto no quiere
decir que una comunidad anarquista no sea capaz de adherirse a un conjunto de
creencias, valores o principios. Al contrario, simplemente significa que el
orden natural tiene prioridad en todo momento. De hecho, el orden natural es la
forma más orgánica de organización social del planeta, ya que permite al hombre
vivir tal y como la naturaleza misma pretendía: no como animales salvajes o en un
estado de ignorancia perpetua, pues el hombre posee una inteligencia superior,
si no de forma que nuestras necesidades, instintos y deseos más básicos queden
satisfechos. Las leyes y los sistemas gubernamentales intentan esclavizarnos,
pero dentro de un ambiente más natural y favorable podemos cumplir con nuestro
verdadero destino y redescubrir el ya olvidado vínculo entre la especie humana
y el medio ambiente. Como alternativa a formar parte de un sistema en el que
las reglas son impuestas a la fuerza, los nacional-anarquistas creemos en la
autoridad natural. Las jerarquías son un hecho indudable dentro de la
naturaleza, pero son completamente distintas a los sistemas de clases
artificiales que se encuentran en las sociedades occidentales contemporáneas. El
liderazgo, por ejemplo, debería ser fomentado, pero conlleva responsabilidad,
y, dentro de un contexto anarquista o tribal, el jefe o "macho alfa"
solo es tan fuerte como su comunidad/tribu. Como dijo Rudyard Kipling, "la
fuerza de la manada es el lobo, más la fuerza del lobo es la manada". A
diferencia del abismo presente hoy en día entre los que gobiernan y los que son
gobernados, ambos conceptos son inseparables y necesariamente complementarios.
Cuando Marx y Engels publicaron el Manifiesto Comunista en 1848, los
trabajadores y campesinos de Europa creyeron haber encontrado finalmente una
solución a la desbocada codicia y crueldad del capitalismo. Pero lo que Marx
propuso no era más que una tosca forma de totalitarismo a la cual llamó
"la dictadura del proletariado", y que simplemente supuso la creación
de una nueva clase dominante, perpetuando así la esclavitud salarial masiva.
Pero los comunistas no fueron los únicos "opositores" al
capitalismo. Al mismo tiempo, un francés
llamado Pierre-Joseph Proudhon lanzó un ataque contra tanto el capitalismo como
el comunismo, firmemente convencido de que este último atentaba contra el
individualismo. En consecuencia, varios anarquistas rusos, entre los cuales
figuraban Mijaíl Bakunin y Piotr Kropotkin, también intentaron denunciar la
inutilidad del marxismo, y propusieron un futuro mundo descentralizado, formado
por colectivos dentro de los cuales las personas tendrían más autonomía y
podrían expresar su propia identidad. Sin embargo, durante el siglo XX, las filas
del anarquismo fueron infiltradas por comunistas y lo que comenzó como un ideal
noble, caracterizado por un creencia en la libertad y la identidad, se rebajó a
no más que una burocracia izquierdista partidaria de lo "políticamente
correcto" que tan familiar nos resulta hoy en día. No hay duda de que la
Izquierda ha arrastrado la orgullosa bandera de la anarquía por el fango,
mancillando seriamente la imagen del anarquismo como consecuencia, pero es por
esta misma razón que el mundo está preparado para un nuevo ideal: el
nacional-anarquismo. Pero, ¿en que se diferencia el nacional-anarquismo del
resto del fenómeno anarquista, y que es lo que ofrece?
Nuestra visión, en resumen, es establecer pequeñas comunidades-aldea
en las cuales la gente tenga su propio espacio en el que vivir según sus
propios principios. Estos principios dependerán de la naturaleza de la gente
que forme la comunidad, ya que lo último que pretendemos es imponer ningún tipo
de sistema rígido o dogmático. Por lo tanto, los nacional-anarquistas podrían
ser cristianos o paganos, campesinos o artesanos, heterosexuales u
homosexuales... Lo único que importa es que las comunidades
nacional-anarquistas sean autosuficientes. También deberían ser mutualistas en
vez de coercitivas, es decir, que la gente debería ser libre de ir y venir como guste. Si una
persona no está de acuerdo con el principio unificador de una comunidad
nacional-anarquista, solo tendría que trasladarse a otra. Por otro lado, las
comunidades tendrían que ser respetuosas con sus vecinos y estar preparadas
para defenderse contra forasteros.
Por último, aclarar que, frente a los intentos cada vez más
desesperados de nuestros enemigos tanto de la Derecha como de la Izquierda, no
estamos haciendo uso del anarquismo como táctica para encubrir ningún tipo de
agenda secreta fascista. Vamos completamente en serio. Además que, como
mutualistas que somos, nos atenemos al principio de "vive y deja
vivir". Cada persona es diferente y tiene valores distintos. En las
sociedades modernas pluralistas, esos valores individuales suelen diferir,
resultando inevitablemente en que ciertos valores se antepongan a otros, o
directamente los eliminen. Creemos que ciertos valores merecen ser preservados
para las futuras generaciones, y es por ello que deseamos crear un ambiente en
el que esto sea posible. El nacional-anarquismo es, pues, anarquismo sui
generis. Un tipo de anarquía único.
Más información al respecto:
Victor Anduril, Anarchic Philosophy,
The Rising Press, 2000.
Clifford Harper, Anarchy: A Graphic Guide,
Camden Press, 1987.
Richard Hunt, To End Poverty: The
Starvation of the Periphery by
the Core,
Alternative Green, 1997.
Ernst Junger, Eumeswil, Quartet
Books, 1995.
Peter Marshall, Demanding the Impossible:
A History of
Anarchism, Harper
Perennial, 2007.
James J. Martin, Men against the State:
The Expositors of
Individualist Anarchism in America,
1927-1908, Ralph Myles
Publisher, 1970. [publicado en castellano
como "Hombres contra
el estado"]
Max Stirner, The Ego and Its Own, Rebel
Press, 1993. [publicado
en castellano como "El único y su
propiedad"]
Henry David Thoreau, Walden and Other
Writings, Bantam Books,
1989. [publicado en castellano como "Walden,
la vida en los
bosques"]
Benjamin R. Tucker, Instead Of A Book, By
A Man Too Busy To
Write One,
Elibron Classics, 2005. [publicado en castellano como
"En vez de un libro"]
George Woodcock (Ed.), The Anarchist
Reader, Fontana, 1977.
[publicado en castellano como "El
lector anarquista"]
George Woodcock, Anarchism: A History of
Libertarian Ideas and
Movements,
Pelican, 1986. [publicado en castellano como
"Anarquismo: Una historia de las
ideas y los movimientos
libertarios"]
Tercera parte: El fracaso de la
Izquierda
"La única diferencia entre un rebaño de
rusos
serviles y una muchedumbre de ingleses
"libres",
ambos entrando en una fábrica por la mañana,
es que el
segundo será explotado para un beneficio
privado,
mientras que el primero lo será para el
beneficio del
Estado de forma comunal. El motivo de los
amos rusos
es establecer una cómoda burocracia para
ellos y sus
amigotes a través de la labor del
proletariado. El motivo
de los amos ingleses es incrementar sus
fortunas privadas
a través de la labor del proletariado. Pero
nosotros
queremos algo distinto" - Hilaire
Belloc
"Karl Marx, que pasó la mayor parte de
su vida en un
salón de la Biblioteca Británica,
probablemente tuvo el
mínimo contacto posible con la naturaleza
pudiendo aún
así sobrevivir. Esto resultó en que su
filosofía
ignorase casi por completo todo lo que no es
humano. Marx era
consciente de que la comida provenía del
campo. Sabía
que, en algún sitio, tenía que haber gente
que la cultivaba.
Su objetivo era rescatar a estas personas
imaginarias de
lo que él llamó "la idiotez de la vida
rural". ¿Cual es la diferencia
entre “la idiotez de la vida rural” y la
idiotez de pasar toda tu vida en la
Biblioteca Británica?" - John Seymour
Las teorías de Karl Marx que aparecieron a mediados del siglo XIX
eventualmente dieron sus frutos durante la Revolución Rusa de 1917. A lo largo
de 90 de los más brutales y sangrientos años de la historia de la humanidad, el
homicida experimento comunista llevado a cabo en Europa del Este y en el lejano
oriente fue tan odiado y despreciado como su homólogo capitalista en Occidente.
Los izquierdistas de hoy en día sostienen que, después de la muerte
de Vladimir Illych Lenin en 1924, su revolución fue corrompida por Josef
Stalin. Sin embargo, no hay que olvidar que el famoso héroe de las
"brigadas anti-estalinistas", Leon Trotsky, fue financiado por Wall
Street. La afinidad entre Trotsky y los banqueros no surgía de una ideología
común, si no de origen étnico. Los ricos banqueros judíos de Nueva York tenían
pocos escrúpulos a la hora de proporcionar asistencia a sus homólogos
bolcheviques en la Rusia Zarista, sobre todo teniendo en cuenta que esto les
proporcionaba una oportunidad para quitarse a la Monarquía rusa de en medio, y
poder crear así nuevos mercados listos para ser explotados. La conexíon étnica
entre capitalismo y comunismo es irrefutable. En 1918, el Partido Bolchevique
estaba bajo el control casi absoluto de activistas de origen judío jazar. Según
Robert Wilton, corresponsal ruso del periódico The Times, "de los
556 altos cargos del Estado Bolchevique entre 1918-1919, 17 era de origen ruso,
2 ucranianos, 11 armenios, 35 letones, 15 alemanes, 1 húngaro, 10 georgianos, 3
polacos, 3 finlandeses, 1 checo, 1 caraí de Crimea, y 457 de origen judío. Si
al lector le sorprende la enorme presencia judía involucrada en el asesinato de
la familia real rusa, débese tener en cuenta la predominancia numérica de los
judíos en la administración soviética" [Les Derniers Jours des Romanof,
Thornton Butterworth, 1920, p.29]. Las observaciones de Wilton fueron validadas
más adelante por Hilaire Belloc, quien en 1937 escribía, "Respecto a
aquellos que desconocen que el presente movimiento revolucionario bolchevique
en Rusia es judío, solo puedo decir que deben de ser hombres influenciados por
la supresión de información de nuestra penosa prensa" [G.K.'s Weekly,
4 de febrero de 1937].Winston Churchill también observó el indudable carácter
judío del bolchevismo en la edición del 8 de febrero de 1920 del periódico The
Illustrated Sunday Herald, diciendo que "no hay necesidad de exagerar
el papel desempeñado por estos judíos internacionales (y, la mayoría de ellos,
ateos) en la creación del bolchevismo y la presente Revolución Rusa. Es desde
luego extraordinario, y probablemente supere al resto" [Illustrated
Sunday Herald, 8 de febrero de 1920].
A pesar de que, en sus comienzos, el anarquismo tenía mucho que
ofrecer a aquellos que vivían bajo la bota de las antiguas monarquías europeas
y, consecuentemente, de la nueva clase capitalista que surgió a partir de la
Reforma Protestante y la Ilustración, el desarrollo de la Izquierda pronto
resultó en la infiltración del anarquismo. Los grupos que actualmente dirigen
los "movimientos anti-capitalistas" suelen estar capitaneados por
izquierdistas dogmáticos y controladores obsesivos, los cuales gustan de
afirmar que los nacional-anarquistas están intentando subvertir el anarquismo
para sus propios fines. Pero esto no es cierto. Como ya hemos explicado
anteriormente, una y otra vez, no somos ni "racistas" ni
"supremacistas" con ningún tipo de intenciones ocultas. Nosotros
hemos formulado un programa para combatir la continua degeneración de la
sociedad occidental y asegurar que conceptos como la diversidad, la identidad y
el patrimonio cultural sobreviven el inminente colapso del sistema.
Desgraciadamente, parece que la mayor parte de la Izquierda no
descansará hasta que consiga organizar cada minuto y aspecto de la vida de las
personas. Es como una enfermedad que se perpetúa a sí misma. Esta es la razón
por la cual la Izquierda habla del "derecho a trabajar" cuando, como
puntualiza Bob Black, el verdadero problema es el trabajo en sí. La Izquierda,
al igual que la Derecha totalitaria, se niega a tolerar a nadie que intente
salirse de su vision de una sociedad integradora. Algunos de nosotros, sin
embargo, no queremos formar parte de esto, y seremos "socialistas"
solo entre nosotros y los nuestros. En este aspecto somos un movimiento
elitista que se aferra firmemente a la idea de la meritocracia. Lo que no
aceptamos es la idea de que todos somos "iguales".
La cuestión del igualitarismo es uno de los principales escollos
para la Izquierda contemporánea, y surge de las pobremente concebidas ideas de
"tabula rasa" del filósofo inglés John Locke. Esta idea absurda
sostiene que los humanos venimos al mundo como un "folio en blanco" y
absorbemos todo lo que hay a nuestro alrededor como si de una esponja se
tratase. Pero el caso es que no estamos influenciados solamente por factores
ambientales o aquellas impresiones causadas por nuestro entorno más inmediato,
si no que también heredamos muchos rasgos genéticos de nuestros padres, abuelos
y bisabuelos. Hasta cierto punto pues, ya hemos sido moldeados incluso antes de
dejar atrás el útero materno, y esto puede tener un impacto considerable sobre
el tipo de persona en el que eventualmente acabaremos convirtiéndonos. El clima
socio-económico en el cual uno nace y se cría tendrá efectos sobre la forma en
la cual nos desarrollamos, por supuesto. Pero los factores genéticos tienen
mucho más peso que las condiciones ambientales, y no deben ser ignorados.
Por lo tanto, asumir que los humanos somos todos de alguna manera
"iguales" es ridículo. Por otro lado, esto no significa que aquellas
personas menos inteligentes o con discapacidades físicas deban ser tratadas con
desprecio o crueldad. Aquellos que poseen una habilidad superior en ciertos
campos tienen una responsabilidad sobre aquellos que muestran menos. La
humanidad, como el resto de la naturaleza, es jerárquica, y las fantasías
progresistas de la Izquierda de un mundo en el que todo el mundo obtiene el
mismo rango, inevitablemente da lugar a un proceso de
"(des)nivelación" en el cual opresivas leyes son adoptadas para
rebajar a los más "fuertes" o “hábiles” al mismo nivel que los más
"débiles" y "resentidos". Los nacional-anarquistas creemos
en alentar a la gente a alcanzar su máximo potencial, no en obligarles a
rebajarse a un mínimo denominador común.
Las políticas izquierdistas inevitablemente desembocan en barbarie y
totalitarismo, y es por esto por lo que el capitalismo ha conseguido prosperar
hasta su forma actual. Cuando la Izquierda obtiene el poder, simplemente
administra el capitalismo de forma ligeramente distinta, a través de los
órganos burocráticos del Estado. Aún así, la estrategia de la Izquierda ha sido
muy eficaz y no hay razón por la que tácticas tales como el entrismo, el
sabotaje industrial, los piquetes, la recaudación de fondos o la acción
comunitaria no puedan ser utilizadas por los nacional-anarquistas. Es por esta
razón por la cual hemos recomendado varios textos de Derek Hatton sobre
militancia y otras formas de organización que han logrado infiltrarse con éxito
tanto en ayuntamientos como en las filas de sus oponentes.
Para concluir, decir que los nacional-anarquistas rechazamos tanto
el Estado como el capitalismo privado, y queremos asegurarnos de que el
"poder" comienza por la base y se canaliza hacia arriba. Nuestra
visión se encuentra alejada de la visión deshumanizadora del "Estado
obrero" de la Izquierda, en el cual el pueblo está representado no como
individuos, si no como unidades económicas listas para ser explotadas. No te
confundas, la Izquierda no ofrece ningún tipo de alternativa y debe ser
rechazada.
Para más información:
Blake Baker, The Far Left: An Expose of the
Extreme Left in
Britain,
Weidenfeld & Nicolson, 1981.
Mikhail Bakunin, Marxism, Freedom and the
State, Freedom Press,
1998. [publicado en castellano como "El
marxismo, la libertad y
el estado"]
Bob Black, The Abolition of Work and
Other Essays, Loompanics
Unlimited, 1985. [publicado en castellano
como "La abolición del
trabajo"]
James Callaghan, The Far Left in British
Politics, Basil
Blackwell, 1987.
Michael Crick, Militant, Faber and
Faber, 1984.
Rev. Denis Fahey, The Rulers of Russia,
editorial anónima,
1984.
Derek Hatton, Inside Left: The Story So
Far, Bloomsbury, 1988.
Douglas Hyde, I Believed: Autobiography
of a Former British
Communist,
Reprint Society, 1952.
Arthur Koestler, Darkness At Noon,
Vintage, 2005. [publicado en
castellano como “El cero y el infinito”]
George Orwell, Animal Farm, Penguin,
1951. [publicado en
castellano como "Rebelión en la
granja"]
Antony C. Sutton, Wall Street and the
Bolshevik Revolution,
Veritas, 1981. [publicado en castellano como
"Wall Street y la
revolución bolchevique"]
Nigel Young, An Infantile Disorder: The
Crisis and Decline of
the New Left,
Routledge & Kegan Paul, 1977.
Yevgeny Zamyatin, We, EOS, 1999.
Cuarta parte: Contra el Estado, la
comunidad
"Habrá una transformación cualitativa,
una nueva forma
de vida, una revelación vivificadora, un
nuevo cielo y
una nueva tierra, un joven y poderoso mundo
en el que
nuestras actuales discrepancias se
convertirán en una
unidad armoniosa" - Mijaíl Bakunin
"Un buen hombre y un buen ciudadano no
son
necesariamente lo mismo" - San Agustín
No nos hacen falta escándalos económicos en los ministerios,
corrupción entre altos cargos y políticos mentirosos para convencernos de que
la democracia parlamentaria es una farsa. El sistema en sí está podrido hasta
la médula.
En el pasado, el proceso político consistía de un pequeño grupo de
jefes tribales, guerreros y representantes espirituales, los cuales se reunían
periódicamente para discutir las necesidades y aspiraciones de sus respectivas
comunidades, particularmente con respecto a temas de seguridad y bienestar. Por
supuesto, la política siempre ha estado abierta a los abusos, pero la tradición
anglosajona (germánica) del Witenagemot (también conocida como Witan) es uno de
los ejemplos más descentralizados de como nuestros antepasados ejercían una
forma de autoridad política que debía ser canalizada desde las bases hacia
arriba. Aquellos involucrados en este sistema poseían un sentimiento de deber y
responsabilidad hacia los suyos, al contrario que los políticos de hoy en día,
que están todos metidos en el ajo.
El Witenagemot comenzó como un fenómeno inequívocamente tribal, e
incluso el espacio dedicado a estas asambleas populares era bastante
indeterminado y esporádico. Desgraciadamente, a raíz de la invasión y
subsiguiente conquista normanda de Inglaterra en el año 1066, el Witenagemot
fue transformado en la elitista Curia Regis, cuya función fue asesorar a la
monarquía, y que poco después se convirtió en el primer parlamento. Este sutil cambio
facilitó al establecimiento normando poder concentrar el poder en las manos de
un número de personas cada vez menor. Tras la Guerra Civil Inglesa del siglo
XVII, el poder de la monarquía fue restringido, mientras que el parlamento se
hizo más poderoso. Sin embargo, en lugar de facilitar el que la gente de a pie
pudiese expresar su opinión sobre los asuntos del día a día, el parlamento se
convirtió en una herramienta al servicio de los terratenientes y las clases
dirigentes.
El principal problema de la democracia parlamentaria es el hecho de
que es representativa. Aunque es posible votar por un partido político o elegir
a un determinado político de tu propia localidad, este individuo no puede ser
reemplazado durante varios años, dependiendo del país en cuestión y del sistema
parlamentario que dicho país haya adoptado. Sin embargo, y como bien sabemos,
los políticos no son muy eficientes a la hora de mantener sus promesas, y
suelen dar un giro de 180 grados al poco de
ser elegidos. Así pues, un político dirá que representa los intereses del
ciudadano, cuando en realidad no representa más que los intereses de su propio
partido. El término en sí ("partido") se refiere solo una parte del
todo. A pesar de que, en teoría, un diputado representa a la gente de una zona
determinada, solamente una parte del total de esa comunidad tiene la
posibilidad de expresar sus deseos (es decir, los que votaron por ese
diputado). ¡Y esto sin tener en cuenta que aquellos que se toman la molestia de
ir a votar no son más que una minoría del total de la población, ni que los
políticos rara vez cumplen sus promesas!
En vez de una democracia representativa, a través de la cual los
políticos no sirven más que a sus propios intereses a costa de la comunidad en
nombre del Estado, los nacional-anarquistas creemos en la participación
popular. Dicho de otra forma, en vez de votar a políticos cada 4 años y dejar
que hagan lo que les venga en gana, creemos que los propios ciudadanos deben
tomar un papel activo en la política. No a escala nacional, si no dentro de sus
propias localidades. En vez de políticos profesionales, los
nacional-anarquistas proponemos delegados, personas que deben ser un reflejo de
los deseos de la gente o ser reemplazados inmediatamente. Este proceso actuaría
como protección contra la corrupción y la irresponsabilidad, asegurando que la
gente tenga voz con respecto al funcionamiento de su propia comunidad. Esto
significaría, dicho de otra manera, un retorno al antiguo sistema del
Witenagemot.
A pesar de que los nacional-anarquistas no creemos en la aplicación
de una forma de "gobierno" centralizado, sí que aceptamos que el
sistema de toma de decisiones será algo subjetivo a cada comunidad individual,
"comunidad" siendo la palabra clave.
El hecho de que la gente haya puesto tal cantidad de poder en manos
del Estado ha resultado en el progresivo deterioro de las tradiciones y valores
de nuestras comunidades. Las leyes nacionales y constitucionales son un
fenómeno relativamente moderno, y asumir que los humanos somos incapaces de
organizarnos en pequeñas comunidades unidas por lazos muy estrechos significa
ceder toda responsabilidad al Estado. Piénsalo, ¿de verdad quieres dejar las
cosas en manos de empresarios, políticos, concejales, jueces, alguaciles,
recaudadores de impuestos, terratenientes, soldados, policías y profesores, o preferirías ver como las comunidades recuperan
el poder, la riqueza y el derecho a la defensa que les son legítimos? Cuanto
menos dependamos del Estado y sus organismos, más irrelevantes serán. Obviamente
una vez esto ocurra ya no serán necesarios y los podremos dejar atrás. Luchamos
pues, por la comunidad, contra el Estado.
Para más información al respecto:
Ray Bradbury, Fahrenheit 451,
Grafton, 1976.
Anthony Burgess, A Clockwork Orange, Penguin,
1984. [publicado
en castellano como "La naranja
mecánica"]
Aldous Huxley, Brave New World,
Grafton, 1977. [publicado en
castellano como "Un mundo feliz"]
Peter Kropotkin, The State: Its Historic
Role, Freedom Press,
1987. [publicado en castellano como "El
estado y su rol
hostórico"]
Peter Kropotkin, Mutual Aid, Freedom
Press, 1998. [publicado en
castellano como "El apoyo mutuo"]
George Orwell, Nineteen-Eighty-Four,
Penguin, 1983. [publicado
en castellano como "1984" o
"Mil novecientos ochenta y cuatro"]
Muammar al-Qathafi, The Green Book,
World Centre for Research,
1977. [publicado en castellano como "El
libro verde"]
Quinta parte: Separatismo racial
"El objetivo de nuestro tiempo es
concentrar, no disipar; renovar
nuestra relación con la sabiduría
tradicional; restablecer esa
conexión vital entre el individuo y la raza.
Es, en resumen, una
lucha contra el liberalismo" - T.S.
Eliot
Por lo que a la Izquierda respecta, el nacional-anarquismo no es más
que una forma de fascismo genérico, o, según algunas de las teorías más
paranóicas, una conspiración de la Derecha dedicada a la subversión de la
propia Izquierda. No hace falta decir que esta interpretación es incorrecta, y
que los nacional-anarquistas estamos firmemente en contra a toda forma de
estatismo y reacción. Al mismo tiempo, el componente "nacional" del
término nacional-anarquismo proviene del hecho de que somos separatistas
raciales. Sobra decir que, aunque deseamos establecer comunidades anarquistas
étnicamente orgánicas, estamos en contra de actitudes negativas o
contraproducentes que promuevan el odio racial, así como la violencia
indiscriminada. Las políticas de base racial han sido casi siempre el dominio
de las organizaciones de derechas. Pero el hecho de que los
nacional-anarquistas estemos preparados para tratar un tema tan delicado no
debería ser razón para que se nos acuse erróneamente de ser otra organización
derechista dedicada a promulgar la "supremacía blanca", pues el
nacional-anarquismo trasciende más allá de Izquierda o Derecha. No somos
supremacistas, racistas, estatistas ni totalitarios. También decir que tanto
los nacional-socialistas alemanes como los fascistas italianos del siglo XX se
aliaron con grandes bancos y traicionaron los aspectos más
"socialistas" de sus programas originales. Nosotros somos anarquistas
auténticos y orgullosos de ello.
Las organizaciones de la Derecha que abogan tanto un endurecimiento
de las leyes de inmigración como la repatriación de personas de origen
no-europeo a sus países de origen, inevitablemente intentan jugar siguiendo las
normas del sistema, para al final no salir bien parados. Esto tiene una
sencilla explicación. No solo acaban siendo seducidas y posteriormente
corrompidas por el establecimiento paralamentario, teniendo así que hacer
concesiones con respecto a su programa original para poder avanzar en el
proceso electoral, si no que acaban reafirmando las absurdas “realidades” de
las naciones-estado modernas, sin reconocer la diferencia que existe entre ciudadanía
y etnia. Como ya explicamos en la introducción de este manifiesto, la
Revolución Francesa de 1789 transformó una nación de súbditos monárquicos en
una de "ciudadanos de una nueva república". Pero, dejando de lado el
hecho de que el lema patriotero de "libertad, igualdad y fraternidad"
nunca se llevó a cabo, la Revolución hizo posible que un individuo pudiese
formar parte de la nación francesa mediante un documento de
"nacionalidad", en vez de como resultado de ser de origen étnico
francés. Este sutil cambio dió vía libre a los capitalistas modernos para traer
inmigrantes del tercer mundo que presuntamente son tan "franceses",
"ingleses", "alemanes" o "españoles" como
aquellos de nosotros cuyo linaje se extiende miles de años atrás. Así pues, las
"naciones" de hoy en día no son más que una farsa y, dando crédito a
estas entidades artificiales, la Derecha no hace más que fortalecer el mito
liberal democrático. Sin embargo, debido a la inmigración en masa y los cambios
demográficos, las poblaciones de las "naciones" occidentales
contemporáneas se encuentran en una situación de cambio perpetuo, y el
establecimiento hace un esfuerzo por redefinir constantemente el concepto de
nación. Las poblaciones multiraciales de Europa y Norteamérica no pueden ser
llamadas "naciones" en absoluto. Gente de abolengo no europeo pueden
ser "nacionales" y tener un pasaporte válido que certifique que han
sido "naturalizados" bajo las leyes del Estado, pero una verdadera
nación se basa en factores étnicos. Nombres como "Inglaterra",
"Francia" o "Alemania" tenían originalmente relación con
ciertas tribus, que no eran ni moriscas, ni beduinas, ni zulú; así que el hecho
de que las naciones-estado modernas ya no reflejen dicha identidad étnica
indo-europea (o por lo menos no completamente) no hace más que reforzar el
hecho de que son una farsa. ¿Sigue siendo el norte de París, con su población
principalmente africana, francés? ¿Son los turcos que se han asentado en
Alemania alemanes? Por supuesto que no.
La raza define quienes somos, nos proporciona una identidad y existe
por una buena razón. Si no mantenemos esta diversidad tan esencial, algo que se
encuentra en toda la naturaleza, el mundo se convertirá en un uno cada vez más
monótono y estandarizado, en el que todas las personas serán parte de una
humanidad uniforme color café. Los nacional-anarquistas deseamos preservar las
diferentes razas del mundo, y creemos que el multiracialismo resultará en la
disolución de todas las razas. El separatismo racial es la única manera de restaurar
el balance orgánico. Entendemos que sería imposible separar a la gente en las
grandes ciudades, muchas de las cuales tienen hijos biraciales o simplemente
desean vivir con gente extranjera, ni creemos que haya necesidad. Creemos que
las naciones-estado occidentales se derrumbarán en algún momento durante las
próximas décadas y que nuestros países empezarán a fragmentarse a lo largo de
líneas raciales o culturales. Así pues, no hay necesidad de tratar a las
personas de manera inhumana metiéndoles en campos de concentración o
deportándoles como hicieron los Nazis o los Soviéticos del siglo pasado (algo
que acabó en desastre para todos). Los nacional-anarquistas debemos formar
nuevas comunidades basándonos en nuestras identidades raciales y culturales. La
máxima del futuro será “respeto por los demás y unión en diversidad”.
Para más información al respecto:
Dr.
John R. Baker, Race, Oxford University Press, 1976.
ENM, Forgotten Ideals: National-Socialism
Before 1933, The
Rising Press, 1996.
H.B. Isherwood, Racial Integration,
Britons Publishing Co.,
1966.
Jean Raspail, The Camp of the Saints,
JR, 1973. [publicado en
castellano como “El desembarco”]
Douglas Reed, Nemesis? The Story of Otto
Strasser, Jonathan
Cape, 1940.
Douglas Reed, The Prisoner of Ottawa,
Jonathan Cape, 1953.
Troy Southgate, Hitler: The Adjournment,
Iron Sky Publishing,
2010.
Troy Southgate, Fascists, Nazis or
Neither?: Ideological
Credentials of the British Far Right,
1987-1994, The
Palingenesis Project, 2010.
Lothrop Stoddard, Racial Realities in
Europe, Historical Review
Press, 1981.
Otto Strasser, Hitler and I, Jonathan
Cape, 1940.
Antony C. Sutton, Wall Street and the
Rise of Hitler, Bloomfield
Books, 1976.
Sexta parte: Autarquía económica
"Si desea seguir siendo esclavo de los
bancos y pagar el precio
de su propia esclavitud, deje pues que los
bancos sigan creando
el dinero y controlando el crédito" -
Sir Josiah Stamp
"Dadme el control de la moneda de un
país y no me importa quién
haga las leyes" - Meyer Amschel
Rothschild
"Así pues, será cada vez menor el poder
de los poderes
financieros sobre nosotros, pues no importa
lo que ellos llamen
divisa si estás intercambiando jamones por
servilletas, o cerdos
por pianos" - G.K. Chesterton
Los últimos años han sido testigo de como los bancos internacionales
se han vuelto cada vez más y más materialistas, llegando a absorberse los unos
a los otros en una avariciosa guerra de todos contra todos. Cierto es que no
hay lugar para los sentimientos en el mundo de los negocios, pero el dinero no
fue siempre usado para ganancias particulares, si no que comenzó como una forma
de intercambio. Y antes de esto, obviamente, la gente intercambiaba objetos sin
necesidad de dinero en forma de trueque. Desde entonces, el dinero se ha
convertido en un producto en sí y los codiciosos especuladores e intermediarios
han devorado nuestras comunidades como una piraña económica. Mediante préstamos
con intereses desorbitados, los usureros, prestamistas y acreedores han incrementado
su férreo control sobre nuestras economías nacionales. Pero mientras que los
usureros pueden crear dinero con tan solo pulsar un botón, sus clientes tienen
que devolverlo en honorarios reales, incluyendo intereses. Da igual cuanto
dinero o lingotes de oro tengan en sus cámaras acorazadas, los bancos
simplemente entregan un trozo de papel con números y esperan que se les pague
con dinero real dentro de un período de tiempo acordado. Sin embargo, si una
persona se queda sin empleo o no puede seguir reembolsando al banco, los
alguaciles incautarán su propiedad o, en muchos casos, su hogar.
Los usureros manipulan gobiernos encadenándoles a la deuda nacional.
Esto les ocurre a aquellos países que han pedido un crédito para financiar una
guerra o poder subvencionar una economía decadente, pero para poder pagarlo han
de subir los impuestos, provocando una disminución de la calidad de los
servicios públicos, afectando más todavía a los más pobres. Así pues, ¿cuáles
son las alternativas económicas a este sistema?
Hace mucho que predijimos el colapso del sistema internacional
debido a su propio peso, pero tú nos puedes ayudar a acelerar este proceso
actuando fuera del sistema lo máximo posible. Siempre ha habido un mercado
negro, pero hay formas más legales de dar esquinazo a los bancos, prestamistas
y recaudadores de impuestos. Un ejemplo sería adoptar un sistema de trueque, o
establecer servicios de intercambios locales que permitan a la gente
intercambiar habilidades y servicios entre ellos. Esto funciona creando un
sistema de crédito parecido a la forma en la que se usaba el dinero antes de
que este se corrompiera. Por ejemplo, si alguien te corta el pelo, se lo pagas
cortándole el césped, o dándole clases de piano a su hija. Sin embargo, puede
darse el caso que recibas un corte de pelo, pero no puedas ofrecer nada a
cambio en el momento porque tu trabajo es estacional. Este problema puede ser
solucionando mediante la designación de un contable comunitario que toma nota
de todas las transacciones. Así pues, si alguien le debe algo a alguien por un
servicio que ha recibido, la persona que proporcionó el servicio recive una
nota de crédito o el equivalente de la moneda local. Todo esto sin cobrar
intereses a nadie. En Londres, por ejemplo, existe la llamada "libra
Brixton", y por toda Europa y otras partes del mundo existen miles de
comunidades que tienen su propia versión local de este sistema de trueque. Las
monedas alternativas hacen que los burócratas y los recaudadores de impuestos
se pongan echos un basilisco, pues significa que la gente está actuando fuera
del sistema económico oficial, fortaleciendo la comunidad a costa del Estado.
Los nacional-anarquistas también podrían establecer comercios
alternativos. Lo único que hace falta es un grupo de gente para cultivar su
propia comida y fabricar sus propios productos, formar una cooperativa y
participar en un sistema de trueque con otros nacional-anarquistas de su misma
comunidad. En vez de usar la moneda nacional, los compradores podrían utilizar
una moneda alternativa o pagar proporcionando un servicio. Estas estrategias
pueden ser tan exitosas que a menudo el dinero rara vez cambia de manos, y todo
el mundo se beneficia de la libertad económica que tal sistema proporciona.
Recuerda: no tenemos por qué formar parte del sistema económico oficial.
Investiga qué opciones tienes para alejarte de este sistema fraudulento y vivir
de forma más independiente y autosuficiente.
Para más información:
A.K.
Chesterton, The New Unhappy Lords, Candour Publishing,
1975.
Denis Fahey, Money Manipulation and
Social Order, Regina
Publications, 1974.
Caroline Humphrey & Stephen Hugh-Jones
(Ed.), Barter, Exchange
and Value: An Anthropological Approach, Cambridge University
Press, 1992.
Institute of Economic Democracy, The
Creation and Control of
Money, IED,
undated.
Institute of Economic Democracy, The
Money Trick, IED, fecha desconocida.
Duncan Long, Survival Bartering,
Loompanics Unlimited, 1986.
Alexander Del Mar, Money and Civilisation,
Omni Publications,
1975.
People Against Interest Debt, Usury: The
Root Cause of the
Injustices of Our Time, P.A.I.D., 1989.
Richard Porter, Roots of Evil, RP,
1991.
Séptima parte: Reabastecimiento
ecológico
"Una avenida de árboles había estado
allí. Todos habían
desaparecido. Y mirando con consternación
hacia la carretera que
conducía hacia Bolsón Cerrado, vieron en la
distancia una alta
chimenea de ladrillo, escupiendo humo negro
al aire de la tarde"
- J.R.R. Tolkien
"Al capitalismo no se le puede
"convencer" de que limite su
crecimiento más que a una persona se le
puede "convencer" de que
deje de respirar. Los intentos de
"capitalismo verde", de hacerlo
más "ecológico", están condenados
al fracaso por la propia
naturaleza del sistema, basado en el
crecimiento ilimitado" -
Murray Bookchin
"Algún día los residuos de las ciudades
dejarán de ser vertidos
en los ríos, y serán devueltos a la tierra,
para cultivar comida
para la gente. Algún día el salmón brincará
de nuevo en las
aguas claras de un río londinense, y la
labor humana será
creativa y alegre. Algún día el alma de los
hombres, encerrada
en sí misma durante largos siglos de
dificultades económicas, se
levantará hacia la luz del sol de la
verdad" - Henry Williamson
Mientras que el mundo moderno parece estar en un estado de desorden
y caos generalizado, la perpetua importancia de la naturaleza como nuestra guía
y fuente de inspiración continúa a atraer nuestro más sincero respeto y
admiración. Pero, por desgracia, la gran mayoría de la gente parece estar
alejada de sus orígenes, completamente desconectada de su patrimonio cultural y
racial, así como de sus raíces.
En el pasado, el hombre tenía un vínculo inextricable con la tierra.
No solo era su patrimonio cultural de gran importancia, si no que también sabía
lo importante que era establecer y defender un territorio en el cual expresar
sus valores y ambiciones. Desgraciadamente, debido a la severa destrucción del
medio ambiente causada en nuestros días (y no menos en los países sobrepoblados
de Europa y Norteamérica), es imposible vivir en harmonía con la naturaleza sin
tener que mudarse fuera de las ciudades e irse al campo.
A lo largo de los siglos han habido muchos movimientos pro-rurales,
algunos religiosos y otros políticamente idealistas, o incluso desastrosamente
utópicos. Pero la visión nacional-anarquista con respecto a una revolución
rural no es en lo más mínimo utópica, imposible o poco realista. Entendemos que
cualquier intento de crear y mantener comunidades nacional-anarquistas será
extremadamente difícil, pero tenemos que empezar ahora antes de que sea
demasiado tarde.
La vida en las ciudades modernas es increíblemente frágil y la gente
es totalmente dependiente de recursos exteriores. Electricidad, agua, gas,
comida... Todos tienen que ser traídos de fuera. En caso de una catástrofe, o
en una situación en la que el Estado decida limitar o cortar los suministros,
no será posible ir al supermercado a por una bandeja de taquitos de jamón, o
abrir el grifo y que salga agua. La existencia moderna y su cultura de
"usar y tirar" están basadas en la comodidad, pero esto hace que las
personas sean extremadamente débiles y, en época de crisis, en seguida se dan
cuenta de que han perdido toda habilidad de llevar a cabo incluso las más
tareas más simples y básicas para sobrevivir.
Los nacional-anarquistas deseamos poner fin a esta dependencia
pasiva del Estado y reintroducir a la gente al mundo real, a lo orgánico. Para
algunos esto será completamente imposible, y muchos serán incapaces de
adaptarse al medio ambiente. Pero en el pasado la gente vivía en pueblos
rurales completamente autosuficientes sin necesidad de apoyar a gobiernos que
obtienen su poder y riquezas mediante la organización de guerras en el tercer
mundo, robándoles así de sus recursos. La naturaleza posee todos los recursos
que necesitamos.
El colapso económico que probablemente ocurrirá en Occidente
resultará en caos y pánico total. Millones de personas morirán como resultado
de su dependencia del Estado. Nosotros tenemos que asegurarnos de que estamos
entre aquellos que pueden sobrevivir tal cataclismo, pero como no empecemos a
formar nuestras propias comunidades-aldea ahora, caeremos junto con el resto.
El primer paso es mudarse fuera de las zonas urbanas y comenzar a “recortar”.
Piensa en aquello que será realmente necesario para la supervivencia de tu
familia, en vez de aquello que sería innecesario o incluso extravagante. Estas
cosas suelen ser cuestión de escala, y muchas de las cosas que ahora consideras
importantes estarán obsoletas en el futuro. La supervivencia, por otra parte,
nunca estará obsoleta, y es absolutamente necesaria.
Reubicarse a zonas rurales es solo el primer paso en ayudar a
reabastecer el orden natural y vivir de acuerdo con la naturaleza. El siguiente
paso es ser económicamente autosuficiente, y esto implica buscar fuentes de
ingreso que nos permitan quedarnos en el campo y evitar ser succionados hacia
las ciudades, como ocurrió durante la Revolución Industrial. Dicho de otra
forma, estableciendo sistemas económicos alternativos como aquellos discutidos
anteriormente (trueque, cooperativas...) fortalecerás tanto a tí mismo como a
tu comunidad. Esto puede resultar un tanto intimidante para aquellos que tienen
poca (o ninguna) experiencia en el campo, pero ya existen cientos de
comunidades anarquistas y alternativas alrededor del mundo que son autosuficientes.
Todo depende de cuan en serio te lo tomes y de aprender a priorizar.
La vivienda en el mundo moderno implica pedir una hipoteca al banco
o alquilar viviendas a precios desorbitados a caseros explotadores, pero los
nacional-anarquistas creemos que existen otras formas de vivienda para nosotros
y nuestras familias. Juntando sus recursos, varios anarquistas han comprado
parcelas de tierra en las que han construído sus propias viviendas
alternativas. Estas casas pueden ser construídas, no solo de ladrillo y otros
costosos materiales de construcción, si no con tapial, paja y otros materiales
reciclados. Así pues, no solo el interior de estas casas es tan funcional y
atractivo como el de las casas modernas, si no que también están hechas con
materiales muy baratos, brindando oportunidad también a aquellos grupos que
desean ser económicamente independientes, pero cuentan con presupuestos más
reducidos. Este tipo de casas también pueden ser construídas bajo tierra, y
utilizar energía solar, eólica e hidráulica.
El Movimiento Nacional-Anarquista también está comprometido con el
restablecimiento de la artesanía rural y lo que antiguamente se conocía como
"industria casera". En el pasado, la artesanía rural y tradicional
floreció por toda Europa, dando lugar a oficios tales como tejedor, alfarero,
panadero, herrero, herbolario, carpintero, encuadernador, sastre, cervecero,
curtidor y cientos más que dependían de los recursos que tenían a mano. Muchos
de estos oficios aún existen en las zonas más rurales, pero en muchos casos han
pasado a depender de proveedores externos, con lo cual si siguen siendo
autosuficientes o no es discutible. Muchos de estos oficios pueden parecer
pintorescos o anticuados, pero esto se debe a que han sido desterrados por un
torrente de sobreproducción industrial y basura comercial. La independencia
económica te hace más fuerte.
Este estilo de vida también implica una intensa vida social. Los
nacional-anarquistas queremos promover una industria musical alternativa y
fomentar más tiempo libre en el cual la gente pueda organizar eventos
deportivos, tocar música y crear su propio entretenimiento. Parece increíble
que ciertas cosas de lo más naturales tengan que ser revitalizadas debido a la
dependencia del individuo moderno de formas de entretenimiento pasivo como la
televisión, los videojuegos o los ordenadores.
Hasta que aquellos de nosotros que estamos involucrados en la lucha
ecológica no aprendamos a apreciar la realidad espiritual que liga al hombre
con el medio ambiente, los reaccionarios, liberales e izquierdistas continuarán
retrasando el reabastecimiento del orden natural. Los revolucionarios solo
seremos capaces de revitalizar y recuperar el medio ambiente de las garras del
capitalismo cuando descubramos aquello que se encuentra dentro de nosotros
mismos. Es de vital importancia que aceptemos el hecho de que surgimos de la
tierra y estamos destinados a volver a ella al final de nuestro breve paso por
esta tierra. Así pues sin el reconocimiento de nuestras inherentes cualidades raciales
y un territorio en el que expresar nuestra identidad tribal, seguiremos siendo
una especie en peligro de extinción como el rinoceronte blanco, el panda
gigante o la mariposa hormiguera. Mientras Europa y Norteamérica hacen frente a
los catastróficos resultados de la vida urbana y el mestizaje suicida, los
nacional-anarquistas no debemos olvidar que los humanos somos los guardianes
naturales de la tierra y que nuestra extinción probablemente sería el mayor
desastre ecológico de la historia. Es por esto que debemos intentar
restablecernos en el corazón del campo.
Para más información al respecto:
Edward Abbey, The Monkey Wrench Gang,
Perennial Classics, 2000.
[publicado en castellano como “La banda
de la tenaza”]
Anna Bramwell, Blood and Soil, Kensal
Press, 1985.
Anna Bramwell, Ecology in the 20th
Century: A History, Yale
University Press, 1989.
Laurence Brander, Four Acres of Our Own,
Warren House Press,
1979.
Jim Broadstreet, Building with Junk and
Other Good Stuff: A
Guide to Home Building and Remodelling
Using Recycled Materials,
Loompanics Unlimited, 1990.
William Cobbett, Cottage Economy,
Oxford University Press, 1979.
David Easton, The Rammed Earth House:
Discovering the Most
Ancient Building Material, Chelsea Green Publishing Company,
1996.
Ted Kaczynski, Industrial Society and
It's Future: The
Unabomber's Manifesto, Green Anarchist, 1995. [publicado
en castellano como “La sociedad
industrial y su futuro”]
Bruce King, Buildings of Earth and Straw:
Structural Design for
Rammed Earth and Straw-Bale Architecture, Ecological Design
Press, 1997.
E.F. Schumacher, Small is Beautiful: A
Study of Economics as if
People Mattered, Abacus, 1973.
Harold Sculthorpe, Freedom to Roam,
Freedom Press, 1993.
John Seymour, Far From Paradise: The
Story of Man's Impact on
the Environment, BBC, 1986. [publicado en castellano como
“La historia del impacto humano en el
ambiente”]
John Seymour, The Ultimate Heresy,
Green Books, 1989.
John Seymour, Blueprint for a Green
Planet, Dorling Kindersley,
1990.
John Seymour, The Complete Guide to
Self-Sufficiency, Dorling
Kindersley, 2007. [publicado en castellano
como “Guía práctica
de la vida autosuficiente”]
Erwin S. Strauss, How to Start Your Own
Country, Loompanics
Unlimited, 1984.
Malcolm Wells, How to Build An
Underground House, Malcolm Wells,
1994.
Octava parte: Educación alternativa
"Mejor que el hombre no tenga educación
alguna a que sea educado
por sus gobernantes, pues esta educación no
es más que la
introducción del buey al yugo, la mera
disciplina del perro de
caza, el cual es obligado a abandonar sus
impulsos naturales, y
en vez de devorar a su presa, se apresura a
traerla a los pies
de su dueño" - Thoman Hodgkins
"Aquel que no quiere aplicar nuevos
remedios, deberá esperar
nuevos males" - Roger Bacon
Una de las principales razones por las que la gente decide
involucrarse en la política es la preocupación por el mundo que heredarán sus
hijos. Como opositores al capitalismo, nos gustaría ver una nueva generación de
jóvenes inculcados en nuestros propios valores positivos, pero, dentro de un
sistema en el que la norma está establecida por las masas (de forma que el
individualismo y la no-participación son disuadidos), esto es una petición
bastante subversiva. ¿Estamos luchando una batalla perdida o es posible que, de
alguna manera, podamos asegurarnos de que nuestro mensaje de descentralización
política, social y económica sea heredado por las juventudes del mañana?
Nuestra opinión es que los objetivos políticos y económicos del
Movimiento Nacional-Anarquista deben ser precedidos por una revolución
espiritual que comience en los corazones y la mente de los individuos, y que
después se propague dando ejemplo. Si no podemos cambiarnos a nosotros mismos,
no podemos esperar motivar a otros a compartir nuestra opinión, y así ayudar a
construir alternativas al sistema actual. Es más, si no damos buen ejemplo a
nuestros hijos, inevitablemente los perderemos frente a la dominante
anti-cultura de concursos televisivos, abortos por encargo, música gangsta-rap
y reguetón, drogadicción y apatía conformista. La única manera de asegurar
nuestra victoria es rechazando el sistema en sí y hacer de la educación de
nuestros pequeños una prioridad.
Desde la segunda mitad del siglo XIX y el paulatino crecimiento del
proletariado, los padres no han tenido la responsabilidad de educar a sus
hijos, los cuales son depositados en "centros educativos" estatales,
o financiados por este. Pero, ¿es justo que una madre que está en contra de la
esclavitud salarial y la servidumbre económica se vea forzada a trabajar
mientras que sus hijos son indoctrinados por el mismo sistema al que ella y su
marido se oponen? Por supuesto que no. Imagínate a un niño de 15 años al cual
sus padres le enseñan que las sociedades cazador-recolectoras de la periferia
global están siendo socavadas por los peces gordos del núcleo industrial. Al
mismo tiempo, ese mismo niño está aprendiendo en clase que la Ilustración y la
Revolución Industrial son responsables de todas las mejoras de la sociedad, y
tiene que hacer una redacción sobre La Riqueza de las Naciones, de Adam
Smith. Aparte de ir a quejarse cada dos o tres días al director de que cierto
profesor está contradiciendo sus creencias, no hay mucho que los padres puedan
hacer en esta situación. La única alternativa es que los padres saquen a los
niños del colegio y les eduquen en casa.
Según una fuente, "hay dos tipos de educadores en casa: los que
tienen una filosofía, y los que tienen un problema". Pero, mientras que es
cierto que muchos niños tienen problemas como puede ser el acoso escolar,
tenemos que centrarnos principalmente en como se están desarrollando
ideológicamente nuestros hijos. Frente al gradual declive de los niveles
académicos de la sociedad moderna, muchos padres están explorando la opción de
educar a sus hijos en casa para asegurarse de que reciben una buena educación.
Esta idea es cada vez más popular entre ciertos grupos religiosos, sobre todo
padres musulmanes o paganos que se han dado cuenta de que la única forma de
asegurarse de que sus hijos reciben una educación acorde con sus tradiciones y
valores étnicos es enseñarles ellos mismos. Debemos asegurarnos de que aquellos
de nosotros que tenemos hijos hagamos buen uso de esta opción.
La educación en casa no es un concepto nuevo. Al fin y al cabo,
antes de la aparición de las escuelas o los sistemas educativos, se consideraba
algo perfectamente natural que los padres educasen y criasen a sus propios
hijos, muchos de ellos considerándolo una responsabilidad sagrada. Hoy en día,
muchos padres se están dando cuenta de que, aunque cada persona sea distinta y
tenga necesidades diferentes, el currículum educativo nacional no hace más que
demostrar como los sistemas educativos burocráticos son incapaces de satisfacer
a todo el mundo. De hecho, todos los currículums escolares están empapados en
propaganda, y aquellos padres que creen en la independencia y la creatividad
están preocupados porque sus hijos no tengan la oportunidad de explorar
alternativas políticas o espirituales. También es un hecho que cuanto menos
dependamos de los órganos del Estado, más libertad tendremos en nuestras vidas.
Una vez comienzas a explorar las diversas opciones de educación
alternativa, descubres que hay muchos grupos de autoayuda que pueden
aconsejarte sobre como empezar. Poca gente es consciente de que los niños
educados en casa no tienen por qué seguir el currículum nacional (NOTA DEL
TRADUCTOR: esto depende del país de residencia de cada uno. Antes de proceder,
documéntate sobre las opciones disponibles en tu país de residencia). De
hecho, no tienen por qué hacer exámenes, no tienen por qué ceñirse a un
horario, no tienen por qué tener un tutor cualificado para enseñarles, no
tienen que trabajar durante las horas lectivas normales ni un número particular
de horas cada semana. Los mismos padres pueden proporcionar sus propios
materiales y planes académicos, dado que en la mayoría de países el Estado se
niega a proporcionar ningún tipo de ayudas económicas a educadores en casa. A
pesar de que la educación en casa pueda parecer un gasto considerable, sobre
todo para la gente de clase trabajadora, los materiales escolares no tienen por
qué ser tan caros. Hay una gran variedad de libros de texto que pueden ser
pedidos a través de las bibliotecas públicas. Por otra parte, las librerías de
segunda mano ofrecen una variedad de enciclopedias y otros materiales de
estudio muy útiles a un precio muy reducido. Si varios nacional-anarquistas
viven en la misma zona y desean crear un entorno educativo para sus hijos,
pueden compartir libros, materiales y otros recursos entre ellos. Este entorno
puede ser simplemente una habitación en una casa nacional-anarquista que haya
sido equipada con una pizarra, libros educativos, materiales de dibujo y
artísticos...
Varios estudios han demostrado que muchos niños educados en casa
llevan dos años de ventaja con respecto a los niños educados en escuelas, y
suelen demostrar mayor motivación. Los padres pueden crear interesantes
programas educativos para sus hijos utilizando una amplia gama de recursos,
desde programas de televisión educativos hasta museos locales. Las opciones
disponibles incluyen clases normales, programas informáticos, lecturas, juegos,
música, cocinar, manualidades, deportes y actividades al aire libre. Puede que
a algunos padres les preocupe que la educación en casa pueda resultar en la
exclusión de sus hijos de las universidades cuando tengan edad de graduarse, ya
que la educación en casa no está orientada hacia examinaciones. Sin embargo,
muchas universidades dan la bienvenida a estudiantes educados en casa, ya que
creen que dichos estudiantes poseen una pasión por el conocimiento, así como
una independencia y autonomía, que les permitirá destacar en carreras
intelectualmente estimulantes. Así pues, las escuelas pasarían a ser algo
secundario a medida que la comunidad se convierte en una red de centros
educativos en los que las personas se hacen cargo de la educación de sus
familias.
Uno de los argumentos de los opositores liberales a la educación en
casa es que los niños que se críen en este ambiente estarán
"sobreprotegidos" o seran "socialmente ingenuos". Sin
embargo, esta acusación puede ser fácilmente rebatida demostrando que la
educación en casa protege la inocencia de la infancia de los estragos de la
sociedad en la que vivimos. ¿Por qué no deberían los padres poder proteger a su
prole de las trampas del capitalismo liberal? Otro argumento favorito de
aquellos que prefieren los métodos de "educación en masa" tiene que
ver con la socialización. Aunque es cierto que los niños tienen que
relacionarse con otros niños, esta no es la razón por la que van al colegio. La
labor de los colegios debería ser educar a los niños, no obligarles a acatar un
cierto código de conducta. Los padres que educan a sus hijos en casa se
aseguran de que están en contacto con otros niños a través de asociaciones,
equipos y sociedades. La educación en casa permite al niño relacionarse dentro
de su propia comunidad, en vez de ser sujeto a la tiranía y presiones de los
grupos de adolescentes. Según la edición de marzo de 1996 de la revista Child
Education (p.68) "varios estudios han demostrado que los niños
educados en casa poseen mejores habilidades sociales y están mejor adaptados a
la sociedad que aquellos de su misma edad educados en colegios. Los niños
educados en casa suelen tener más experiencia a la hora de tratar con gente,
tanto más mayor como más joven que ellos. Además, cuentan con la ventaja de
haber aprendido mediante conversación y contacto más íntimo. En una clase de
más de 30 alumnos, ¿cuántas veces se escucha de forma individual, se habla
personalmente o se alenta a un niño?". ¡Un gran elogio si tenemos en
cuenta que esto fue publicado en una revista producida por el sistema
educativo!
Si padres nacional-anarquistas puedieran presentar a sus hijos a
familias con ideas similares de su misma zona, sería posible prevenir que
ningún "forastero" tuviera ningún tipo de influencia en sus vidas.
Meter 30 o 40 niños de la misma edad en una habitación como si fuesen un rebaño
de ovejas no hace más que crear un ambiente totalmente artificial que
difícilmente prepara a los jóvenes para la dura realidad de la vida fuera de
clase. La labor de la escuela no es más que convertir a los jóvenes en mano de
obra lista para ser explotada, y, en vez de enseñarles sobre su cultura,
historia y tradiciones, adopta un enfoque similar al de la cadena de producción
para prepararles para la monótona servidumbre de las fábricas o las oficinas.
Hay padres que creen que hay tiempo más que suficiente para acostumbrarse a la
horrible realidad de los trabajos repetitivos y monótonos, y puede que escojan
la educación en casa porque no quieren que sus hijos acepten tales
restricciones, si no que esperan fomentar una iniciativa y autonomía que les
prepare para una vida más interesante e intrépida.
Para terminar, decir que muchos de nosotros ya estamos comprometidos
con este tipo de iniciativas y esperamos poder formar una red de educación
alternativa en el futuro. La creciente desconfianza por parte de los padres
hacia la incompetencia del sistema educativo estatal es una grieta en la
armadura del enemigo que está esperando a ser explotada. Aquellos padres más
concienzudos saben instintivamente que en el sistema hay algo que no funciona,
y están buscando una salida. Este tipo de gente necesita nuestro ejemplo y
motivación, y no hay razón por la que los nacional-anarquistas no puedan
convertirse en uno de los principales partidarios de la educación en casa.
Tenemos que formar centros de aprendizaje prácticos, en los cuales el equipo y
las herramientas necesarias estén disponibles para aquellos que los necesiten.
Tenemos que formar bibliotecas alternativas, en las cuales los niños tengan
acceso a libros, películas y exposiciones alternativas. Tenemos que formar
centros comunitarios para involucrar a la gente en actividades deportivas,
musicales y dramáticas, así como eventos sociales, y formar centros de apoyo
familiar, en los cuales padres y niños puedan discutir nuevos métodos de
enseñanza útiles, y si hiciese falta, discutir problemas o dificultades que
tengan. Hasta entonces, si eres un padre que no está dispuesto a ver como
obligan a su hijo a tragarse una dósis diaria de "discriminación
positiva" políticamente correcta, ten en cuenta las distintas opciones de
educación alternativa que cada vez están más a nuestro alcance. No debemos
olvidar que nuestro futuro alternativo depende de nuestros más pequeños.
Para más información al respecto:
Terry Dowty (Ed.), Free Range Education:
How Home Education
Works,
Hawthorn Press, 2000.
Education Otherwise, School is Not
Compulsory: The Essential
Introduction to Home-Based Education, EO, 2000.
John Holt, How Children Learn, Da
Capo Press, 1995.
John Holt, How Children Fail, Da Capo
Press, 1995.
John Holt & Pat Farenga, Teach Your
Own: The John Holt Book of
Homeschooling,
Da Capo Press, 2003.
Richard North, Schools of Tomorrow:
Education As if People
Matter, Green
Books, 1987.
Novena parte: Defensa
"Una sociedad armada es una sociedad
respetuosa. Los modales son
buenos cuando uno tiene que corroborar sus
actos con su vida" -
Robert A. Heinlein
Los nacional-anarquistas no creemos ni por un momento que aquellas
comunidades alternativas que consigan separarse del sistema vayan a ser inmunes
a ataques continuos. La naturaleza humana es tal que, inevitablemente, siempre
habrá gente de fuera que intente causar problemas o robarnos nuestros recursos.
A pesar de que nosotros somos "descentralistas", hay muchos otros que
no lo son, con lo cual nuestras tierras y pertenencias tendrán que ser
enérgicamente defendidas, como cualquier otra comunidad. Los
nacional-anarquistas rechazamos el utopismo y creemos que hay que ser
realistas, pues nuestras comunidades-aldea tendrán que armarse de forma
adecuada para poder sobrevivir. Sin embargo, esto no significa que la
existencia de un cuerpo de policía o un ejército sea necesario.
Según explica John E. Pfeiffer en su libro The Emergence of Man
(Harper&Row, 1969), "cuando un grupo sobrepasa las 500 personas,
necesita algún tipo de control del orden". Esto se debe a que 500 es el
número máximo de personas que un individuo puede llegar a conocer
personalmente. Así pues, si la gente de una comunidad nacional-anarquista
conoce a todos sus vecinos, la comunidad será más estable y pacífica. Al contrario que las sociedades urbanas anónimas de hoy en
día, en las cuales la gente rara vez interactúa con sus vecinos (o intenta
evitarlo lo máximo posible), la criminalidad se reduciría como consecuencia de
que la gente viviese con todos sus parientes (tíos, tías, abuelos y abuelas,
etc.), pues está demostrado que esto tiende a mantener el orden mediante lo que
se conoce como "vergüenza" o "deshonra". Dicho de
otra forma, la gente tiende a cometer menos crímenes si todo el mundo les
conoce y existe la posibilidad de tener que enfrentarse a la vergüenza y el bochorno
de ser descubiertos. Obviamente, esto no acabaría totalmente con la
delincuencia, pero haría que este tipo de incidentes fuesen
más aislados. Esto significa que no hay necesidad alguna de tener un
cuerpo de policía, pues las comunidades nacional-anarquistas se defenderían a
sí mismas como se hacía antes del establecimiento de las fuerzas policiales
estatales (lo cual surgió como resultado de la sobrepoblación en las ciudades y
pueblos más grandes). El momento en el que un agente de policía se pone el
uniforme es el momento en el cual se separa del resto
de la comunidad, lo cual no debe ocurrir jamás.
Lo mismo podría ser dicho de un ejército oficial, pues, a pesar de
que los nacional-anarquistas tendrían que defenderse mediante el
establecimiento de contactos con otras comunidades similares, esto se puede
conseguir mediante un buen sistema de cooperación regional en vez de dejar la
defensa en manos de un órgano estatal centralizado. Al contrario, proponemos
que las comunidades nacional-anarquistas formen una confederación de milicias
libremente organizadas, compuestas por individuos que normalmente desempeñen
otras labores en la comunidad, pero que hayan recibido un buen entrenamiento en
defensa personal o, si fuese necesario, en conflictos armados. En la Europa
medieval, por ejemplo, los campesinos y artesanos servían unos cuantos días al
año en el ejército privado de su señor feudal. Obviamente no estamos insinuando
que la gente tenga que servir a un barón local o a ningún tipo de nobleza.
Nuestro sistema sería parecido en el sentido de que miembros ordinarios de la
comunidad (en especial la gente joven) tendrían una doble función, y por lo
tanto poder proporcionar un tipo de "servicio militar intermitente".
Esto precisará buena comunicación y entrenamiento, pero con el compromiso y
determinación adecuados sería posible proporcionar una defensa efectiva dentro
de un contexto más descentralizado. Por último, sobra decir que las armas
estarían a disposición de la comunidad. Este sistema
ha funcionado duante varios años de manera muy eficiente en Suiza, y,
aunque poseer armas colleva una gran responsabilidad, el crimen con armas de
fuego es extremadamente escaso. Los nacional-anarquistas también creemos en proporcionar ayuda y aconsejar respecto a temas
tales como supervivencia, artes marciales y otras formas de defensa
personal, todos ellos conocimientos importantes y que, a medida que la sociedad
contemporánea continúa su descenso al caos y las calles son cada vez más
peligrosas, son cada vez más esenciales.
Para saber más al respecto:
Marc 'Animal' MacYoung, Ending Violence
Quickly: How Bouncers,
Bodyguards and Other Security
Professionals Handle Ugly
Situations,
Paladin Press, 1996.
J. Randall, Personal Defence Weapons,
Loompanics Unlimited,
1992.
James Wesley Rawles, How to Survive the
End of the World As We
Know It: Tactics, Techniques and
Technologies for Uncertain
Times,
Penguin, 2009.
Sun Tzu, The Art of War, New Dawn
Press, 2007. [publicado en
castellano como “El arte de la guerra”]
John Wiseman, SAS Survival Guide,
Collins, 1999.
Décima parte: Revolución
"Nada, nada mas que una guerra, una
guerra sin piedad,
llevará a ninguna solución" - Piotr
Kropotkin
"La pasión por la destrucción es una
pasión creativa" - Mijaíl Bakunin
"Aquello que está cayendo, debe ser
empujado" - Friedrich Nietzsche
"El futuro pertenece a los pocos que
aún estamos dispuestos
a ensuciarnos las manos" - Joseph
Tommasi
"Debemos dedicarnos con pasión al
conflicto inmediato" - Herbert Read
El significado exacto de la palabra "revolución" es algo
muy discutido. Puede significar la derrocación violenta del orden establecido,
o tal vez una repentina ruptura con las tendencias actuales. Sin embargo, el
hecho de que la palabra revolución proviene del latín "revolutio"
(giro, vuelta), indica que tiene que ver con algún tipo de vuelta o retorno.
Por ejemplo, imagina como un compás devuelve al lápiz al punto de partida en el
que comenzó la circunferencia. Para nosotros, la palabra revolución tiene
varias definiciones, y todas ellas tienen un papel muy importante en sí mismas.
Muchas revoluciones a lo largo de la historia han resultado en la
cruel y sistemática traición a las personas de a pie. Millones perdieron sus
vidas y muchos otros fueron cínicamente utilizados para derrocar a una corrupta
clase gobernante en nombre de una celosa burguesía igualmente corrupta. Los
nacional-anarquistas estamos totalmente en contra de las injusticias del
artificial sistema de clases que se nos ha impuesto, y creemos, no en una
"igualdad" o "igualitarismo" marxista, si no en una
meritocracia natural que refleje adecuadamente la verdadera naturaleza del individuo
y su papel dentro de la sociedad.
Han habido muchos ejemplos de actividad revolucionaria, entre los
cuales se encuentran los luditas de 1812, las "Swing Riots" de los
campesinos ingleses y los mártires de Tolpuddle en la década de 1830, el
movimiento cooperativista fundado por los pioneros de Rochdale, los
experimentos comunales de Robert Owen tanto en Escocia como en América, la
Comuna Francesa de 1871 y las cooperativas agrícolas establecidas por los
anarquistas durante la Guerra Civil Española. La Izquierda ha intentado
apropiarse de estas corrientes revolucionarias, pero no tiene un monopolio a la
hora de luchar contra el capitalismo y, como hemos explicado anteriormente, la
Izquierda suele adoptar una versión ligeramente modificada del capitalismo. Los
ejemplos mencionados forman parte de una larga tradición de lucha, y el
Nacional-Anarquismo es lo último en una larga lista de corrientes
revolucionarias legítimas que buscan crear un sistema de libre expresión
política, libertad económica y justicia social.
Aunque ya hemos discutido varias formas en las que los
nacional-anarquistas pueden llevar acabo actividades revolucionarias desde el ojo del huracán, aquí en Occidente, también
apoyamos la estrategia revolucionaria en la "periferia global". Dicho
de otra forma, creemos que los grupos revolucionarios del tercer mundo están
liderando la lucha contra la avaricia capitalista y la explotación. Así pues
ofrecemos nuestro más sincero apoyo a todos aquellos grupos y organizaciones
que luchan en el frente contra el llamado "nuevo orden mundial" y que
buscan preservar o reclamar su independencia económica o racial, así como su
identidad cultural. Es importante recordar que la revolución en Occidente es un
asunto extremadamente arriesgado, por lo menos si a estas alturas la gente
decide armarse y arremeter contra el Establecimiento. Sin embargo, la
resistencia armada y el conflicto directo en el tercer mundo ayuda a debilitar
al núcleo globalista, ya que previene o relentiza la exportación a Occidente de
cultivos,minerales y otros recursos. Hoy en día, Occidente puede comprar a los
líderes de los corruptos gobiernos tercermundistas, muchos de los cuales han
sido empujados a la deuda mediante guerras y préstamos, de manera que los
recursos de África y Asia son exportados a punta de pistola. Obviamente esto da
lugar al hambre y la miseria entre la población indígena. Pero si a Occidente le resulta cada vez más difícil poder
importar lo que quiere de los países de la periferia, comenzará a
marchitarse y resquebrajarse de manera parecida a cómo el Imperio Romano empezó
a colapsarse como resultado de la tensión de una cruzada continua para obtener
nuevos territorios, recursos y mano de obra. Cualquier cosa que debilite a
Occidente es algo beneficioso para aquellos de nosotros que vivimos bajo la
bota del capitalismo internacional y que deseamos un cambio de verdad.
La tarea que nos hemos fijado es una muy grande. La lucha por la
cultura, identidad y autodeterminación económica es una causa que nos aporta un
gran sentimiento de propósito, finalidad y destino. Y aún así, para aquellos
que quieran formar parte de esta lucha en el futuro más inmediato, solo podemos
ofrecer un largo y difícil camino repleto de decepción y dolor. Debido a que la
vida del revolucionario es tan difícil, muchos de los que se unan a nosotros se
quedarán a medio camino, incapaces de estar a la altura de los ideales. Esta
gente inevitablemente dará una multitud de razones para este deserción, desde
problemas familiares hasta miedo de ser "descubiertos" como nacional-anarquistas.
Pero detrás de todas estas excusas se esconde una única razón: el hecho de que
no están preparados para hacer el más mínimo sacrificio en sus vidas para
ayudarnos a alcanzar la victoria. Sobra decir que nos apañaremos sin estas
personas. En lugar de este tipo de gente, buscamos un nuevo tipo de individuo,
aquel que está preparado para poner sus ideales antes que nada. Esta es la
señal de un verdadero revolucionario, un activista al servicio desinteresado de
su nación y su raza. Y ten por seguro que nuestra visión nunca antes se ha
encontrado en necesidad de este tipo de individuos.
En nuestra era moderna, el concepto de sacrificio es anatema para
prácticamente todo el mundo. El hombre moderno se ríe de la idea del
"sacrificio", pues pregona que "si hago algo, debo obtener algo
a cambio. No haré nada a cambio de nada". Un hombre así no posee
conocimiento de grandes ideales, y mucho menos sobre como luchar por ellos. Es
debido a este tipo de gente y su egoísmo que nuestra civilización se encuentra
en tan avanzado estado de deterioro. Una excepción destacable a este declive de
idealismo son los guerreros de Hamás que luchan por la liberación de Palestina,
ocupada por los poderes sionistas, y, en particular, aquellos hombres dentro de
sus filas que están dispuestos a morir por sus creencias. Tal heroismo frente a
posibilidades de fracaso tan apabullantes es inspirador. Demuestra que el
concepto de sacrificio personal en pos de un objetivo político no está muerto.
También demuestra que cuando tal ideal es adoptado, se convierte en una fuerza
letal que no puede ser vencida. Los judíos sionistas conocen las consecuencias
de un levantamiento en Palestina y, no te equivoques, les temen.
Si queremos ganar debemos seguir tal ejemplo, un ejemplo nacido de
pureza de pensamiento y acción. Debemos emprender el camino que nos llevará
hacia la victoria. Nuestros ideales deben inspirar en nosotros tales niveles de
dedicación y fanatismo, deben darnos la misma fuerza interior que genera
invencibilidad. Solo así seremos una fuerza capaz de enfrentarse a nuestros
enemigos y salir victoriosa. Trabajando para esta meta hay dos objetivos
inmediatos que todos debemos alcanzar. En primer lugar, debemos evitar ser como
otros hombres y mujeres, aquellos que no son más que el producto de anuncios
comerciales, propagandistas mediáticos, la agenda liberal y el etos
materialista. Debemos separarnos de ellos y convertirnos en auténticos
seguidores de la vía revolucionaria. Solo cuando consigamos ser ideológicamente
libres del Sistema podremos atacarlo con la claridad necesaria para vencerlo.
En segundo lugar, nuestro objetivo debe ser luchar. Luchar siempre. Si estamos
luchando, estamos ganando. Si abandonamos la espada, entonces ya hemos perdido.
Esta batalla exige lealtad y compromiso. Si no estamos dispuestos a derramar
nuestra sangre, sudor y lágrimas, entonces no conseguiremos nada. No habrá
ningún progreso, ni victoria alguna. No hay nada más incuestionable.
El ideal del sacrificio no es nada nuevo. Los revolucionarios llevamos
muchos años apostando por este ideal, así como la relación entre el sacrificio
y la victoria. Pero, a pesar de que en el pasado estas palabras cayeron en saco
roto, están empezando a ser tomadas en serio por revolucionarios dedicados. Es
testigo de la fuerza del revolucionario nacional-anarquista el hecho de que, a
pesar de todas las traiciones y vendidos de los últimos años, ha surgido un
nuevo modo de "fanatismo" dedicado y tenaz. Es en este ambiente libre
de peligro para nuestra causa que existe la posibilidad de llevar la causa
revolucionaria hacia una nueva posición más intimidante. Por el bien de
nuestras futuras comunidades y sus gentes, la oportunidad debe ser aprovechada.
Para saber más al respecto:
Julian Beck, Hitler's Children: The Story
of the Baader-Meinhof
Terrorist Gang, Pickwick Books, 1989.
Hakim Bey, Millennium, Autonomedia,
1996.
Hakim Bey, TAZ: The Temporary Autonomous
Zone, Autonomedia,
2003.
Gordon Carr, The Angry Brigade: A History
of Britain's First
Urban Guerrilla Group, Gollancz, 1975.
Roy Clews, The Struggle of MAC and the
Free Wales Army, Y Lolfa,
1980.
Corneliu Z. Codreanu, For My Legionaries,
Liberty Bell
Publications, 1990. [publicado en castellano
como “Para mis
legionarios”]
Corneliu Z. Codreanu, Legion: The Nest
Leader's Manual, Liberty
Bell Publications, 1990.
ENM, Revolutionary Action: A Booklet for
the Cadre, The Rising
Press, 1995.
Julius Evola, Men Among the Ruins,
Inner Traditions, 1992.
[publicado en castellano como “Los
hombres y las ruinas”]
Ean Frick, Assault the Mainframe: Texts
from the Urban Guerrilla
Movement, Ean
Frick Kollective, 2005.
John Jenkins, Prison Letters, Y
Lolfa, 1981.
Peter Kropotkin, Act for Yourselves,
Freedom Press, 1988.
H.L. Mencken, The Philosophy of Friedrich
Nietzsche, See Sharp
Press, 2003.
Sergei Nechayev, Catechism of the
Revolutionist, The Rising
Press, 2000.
Troy Southgate, Tradition and Revolution,
Arktos Publishing,
2010.
Peter Töpfer, Hans Cany & Troy
Southgate, Nationalanarchismus:
Manifest und Texte, Eigner Verlag, 2004.
Tom Vague, Televisionaries: The Red Army
Faction Story 1963-
1993, AK
Press, 1994.
Tom Vague, Anarchy in the UK: The Angry
Brigade, AK Press, 1997.
Elaboración y traducción: León Darío y Fernando-Arevaco.
Modificación definitiva: David La Red.